Significado de la Orientación en el Marco de la Nueva Ley de FP.

Un hilo de Ariadna para la estrategia de orientación

La nueva ley de FP y su decreto de ordenación, tiene entre sus objetivos, integrar en un único sistema la formación profesional de nuestro país, la meta es la cualificación permanente de toda la población, tanto la inicial como la formación para la recualificación y mejora de competencias. El horizonte al que se camina es que la ciudadanía tenga más recursos formativos accesibles y cercanos, unas titulaciones actualizadas con un sistema de información y orientación que conecte todos los elementos del sistema y cuyo resultado sería que, cuando las personas experimenten cambios en su propia vida o los cambios tecnológicos y productivos que le puedan desplazar o ralentizar en su carrera profesional, esto no sea un obstáculo sino una oportunidad para encontrar la mejor situación laboral y que el propio sistema económico pueda nutrirse de las personas cualificadas necesarias para una economía más sana y una sociedad más cohesionada.

En el corazón del sistema de formación se encuentran los centros formativos y las empresas. Los dos son conjuntos del mismo sistema, deben estar conectados, son interdependientes por razones obvias: los centros impulsamos la cualificación profesional al tiempo que las empresas definen parte de los resultados de aprendizaje necesarios para poder integrarlos en la empresa. La nueva ley impulsa esa relación aumentando el número de horas en todos los grados formativos y haciendo que las empresas sean corresponsables de parte de los resultados de aprendizaje.

Todas las evidencias económicas y sociales a nivel global advierten de la necesidad de un incremento de la formación inicial de nivel técnico pero también del aumento de la formación permanente para las personas, y de ahí el empeño en mejorar la integración, la actualización de los estándares, la flexibilización de las formaciones, la renovación permanente de los agentes implicados, la participación activa y real de todos los agentes implicados, sindicatos, empresas, administraciones y centros, sin olvidar la agilización del reconocimiento de la formación adquirida por otras vías y la mejora en el tránsito hacia la vida laboral.

En este punto nos encontramos con dos necesidades claves:

En primer lugar racionalizar el sistema mediante el uso inteligente de los recursos que ya tenemos añadiendo aquellos que sean precisos pero subrayando la necesidad de que los recursos formativos sean accesibles, gratuitos, cercanos, visibles y estén integrados en los territorios, pues sin estas condiciones se generarán bolsas de olvidados o apartados (zonas rurales, poblaciones en riesgo de exclusión, personas con otras capacidades diversas, personas con menos recursos económicos) lo que produce desigualdad y falta de cohesión social.

En segundo lugar, el sistema se hace complejo, quizás laberíntico, difícil de comunicar y descifrar no solamente a la población que se incorpora a sistema de formación inicial, es decir los niños y niñas o jóvenes que tienen que decidir su itinerario formativo en primaria y secundaria junto con sus familias y tutores, sino también a todo adulto que este activo o desempleado y quiere adquirir nuevas habilidades profesionales para un mejor futuro profesional. Los que estamos en el día a día de los centros sabemos de lo obscuro y enmarañado que el sistema se presenta para los ciudadanos, tanto de las familias como para los adultos que quieren volver a formarse. Pues tienen que comprender y decidir qué oferta formativa han de elegir para desarrollar sus capacidades en función de sus propios objetivos y en qué institución pueden encontrar la oferta, pero tampoco es fácil saber qué van a aprender realmente, qué cualidades se requieren para encajar mejor; esto es especialmente preocupante en el caso de los jóvenes que se matriculan en los ciclos formativos iniciales y que en un porcentaje muy alto, más del 25% abandonan porque creen que se equivocaron en la decisión sobre el ciclo adecuado.

El laberinto necesita un hilo de Ariadna que nos permita encontrar soluciones para informar y comunicar de manera integral las posibilidades. El camino no vendrá de una solución mágica sino de la coordinación efectiva de todos los agentes y en segundo lugar de establecer los recursos allí donde están más próximos a los ciudadanos.

Recordamos aquí, que cuando hablamos de orientación en y para la FP estamos hablando de algo que podemos observar si analizamos nuestro contexto. Las metas de la orientación deberían ayudar a mejorar algunos datos como estos, extraídos de las estadísticas del Ministerio de Educación y Formación Profesional y del Observatorio de la FP de la Fundación Caixabank Dualiza, y el INE que nos permiten ver la foto actual de nuestro contexto:

  • La tasa de abandono escolar temprano se sitúa en España en un 13,6 por ciento,
  • Jóvenes entre los 15 y 24 años que no estudia ni trabaja 10%
  • En la población de entre 25 y 64 años solo el 22,3% de la población tiene una titulación en FP.
  • Al finalizar los estudios obligatorios solo un 33% continua estudios en FP.
  • La tasa de finalización de los estudios en FP Básica es de un 52%, en FP Grado Medio un 62% y en Grado Superior de un 64%
  • Porcentaje de participantes en formación bonificada sobre el total de los trabajadores en empresas privadas 38%
  • La tasa de paro actual es de un 11,76. En el caso de las mujeres es de un 13,36

Como vemos las áreas de mejoras se destacan con claridad, es decir tenemos que ser capaces de hacer mejor algunas de estas tareas:

  1. Acompañar a nuestros jóvenes para que no abandonen el sistema educativo, especialmente aquellos que por su absentismo o resultado sabemos que están en riesgo de abandono sin una titulación mínima que cualifique laboralmente. Para ello es necesario incluso activar los recursos sociales y económicos del entorno que sean necesarios y que incentiven la permanencia en el sistema. El acompañamiento para buscar soluciones al abandono temprano es básico, no debe tratarse desde un punto de vista exclusivamente académico, sino con una perspectiva más amplia: social, psicológica y económica. Obviamente, aquí, subrayamos otra vez la necesidad de estos recursos reales de apoyo.

  2. Orientar de manera activa a los niños y jóvenes sobre las posibilidades educativas y formativas tanto las vías académicas hacia la universidad como hacia los itinerarios de formación profesional, haciéndolo de manera activa e intensa, aquí la implicación de empresas y de los propios centros de FP es clave. El joven tiene que descubrir de manera activa donde encaja mejor en función de sus propios intereses y capacidades. Tiene de alguna manera que vivir lo que después va estudiar: actividades prácticas, visitas a empresas y centros de formación y actividades de autoconocimiento, son claves para mejorar la toma de decisiones. Se necesita tiempo y organización.

  3. Orientar a los adultos para su recualificación o para mejorar sus competencias, empezando por la orientación hacia el reconocimiento y acreditación de sus competencias adquiridas de manera informal y la ayuda a la evaluación de las fortalezas de cada ciudadano y las oportunidades formativas en relación con sus objetivos y los empleos y calidad del mercado laboral. Los centros de empleo, los ayuntamientos, las asociaciones empresariales y sindicales, y los centros de FP (con sus administraciones) han de establecer conexiones permanentes para que el flujo de información sea permanente.

  4. Ayudar a los estudiantes tanto jóvenes como adultos a enfrentar sus cursos de formación, el desempeño en el centro y en la empresa, y para ser capaces de generar estrategias para afrontar el mundo laboral y sus filtros de entrada. Estos incluirían competencias para la búsqueda activa de empleo y a preparar su itinerario de formación futuro, incluyendo su capacidad para emprender o aterrizar ideas con impacto en su trabajo.

En resumen, se puede afirmar que el reto que tiene ante sí el despliegue de la nueva ley de FP en lo que se refiere a la orientación, tiene que ver con una estrategia de orientación valiente, que movilice recursos reales, que establezca tiempo suficiente para las actividades de orientación y que se establezcan puentes permanentes entre centros educativos, empresas, sindicatos, servicios de empleo y administraciones locales y autonómicas, espacios virtuales y físicos donde fluya la información. La meta es que el ciudadano no se encuentre en un laberinto oscuro e indescifrable que sea fácil encontrar el hilo de la información y que pueda encontrar quien le guíe a lo largo de su formación durante toda su vida.

La Asociación que presido, quiere colaborar en el debate sobre la nueva estrategia de orientación que se debe desarrollar a partir de este curso y para ello organizamos el 10º Congreso de FP “Conoce. Decide. Actúa. El desafío de la orientación para la FP” que se celebrará en Sevilla, 25 y 26 de abril de 2024 donde mantenemos que entre los retos a los que nos enfrentamos como sociedad destaca conseguir una correcta orientación profesional. Para ello, debemos definir los mecanismos que faciliten dicha orientación profesional al alumnado, familias, personas trabajadoras, desocupadas y empresas. Debemos hacer del centro de FP una referencia en la orientación, la cualificación y la recualificación de las personas. Ante este desafío empezaremos por crear un espacio de reflexión y un punto de encuentro entre todas las partes implicadas en la tarea de orientar. Estáis todos invitados..

Luis García Domínguez.
Director del IES Puerta Bonita de Madrid.
Presidente de la Asociación de Centros de FP “FPEmpresa”.

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